Susana Sanz, el femenismo popular de Eva Perón

"Creo que lo que da la impronta para decir que la época de Evita se ha ido filtrando, pasando a todas las capas sociales, es esta visión de la mujer protagonista, la mujer en un pie de igualdad con el hombre. La mujer que puede ser transformadora, la política, la ama de casa, la profesional, falta muy poco para que en cada lugar de nuestro país una mujer diga -yo tengo derechos. Esta década ayudo a consolidar eso."

Además de la catarata de libros, publicaciones, operas, películas, museos, esculturas, homenajes y, hasta billetes de cien pesos de curso legal, la figura de Evita lejos de diluirse se afirma y crece entre las nuevas generaciones de militantes que se incorporan a la lucha política de la Argentina.

Para la responsable del Frente de Mujeres del Movimiento Evita de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), Susana Sanz, abogada de obreros en los años 60 en San Rafael, Mendoza y luego como integrante del peronismo revolucionario el nombre Evita es mucho más que una bandera.

Ella cuenta que se hizo peronista nada menos que tras escuchar a John William Cooke y cómo el carácter de Evita puso el sello a la historia de la Argentina y de las mujeres argentinas.

- Cuando me recibí de abogada volví a mi pueblo San Rafael, en esa época no había quienes quisieran defender a los obreros que estaban en las muchas obras en construcción: paraguayos, bolivianos, chilenos. Y algunos decían -pero no, una mujer, qué experiencia tiene, qué sabe de la calle, dónde se movió. Sin embargo en la acción concreta para la clase trabajadora el referente de Evita, el de una mujer que había peleado hasta la muerte por los derechos de los trabajadores, hacía que hubiera una aceptación implícita de mi persona y de mi capacidad para defenderlos en sus derechos.

- ¿Cuál fue la chispa interior que te llevó a ese lugar?

- Yo sabía que quería luchar contra la explotación de los obreros, quería que la gente tuviera mejores condiciones de vida. Quería la construcción de una sociedad más igualitaria. Entonces cuando yo hablaba y les explicaba, ellos me decían -doctora usted es peronista pero no se da cuenta que lo es.

Me fui imbuyendo de eso y aparece la imagen de Evita. Las mujeres en nuestra experiencia histórica y cotidiana vamos sintiendo qué significa ser mujer en sociedades machistas. Hay que pensar a Evita en los años 40, estamos hablando de cuando recién se otorgaba el voto a la mujer a nivel mundial. Acá (ella) hace irrumpir en la escena política social y cultural a las mujeres que estaban relegadas, al igual que en todo el mundo, a la esfera privada.

Evita aparece en la construcción del movimiento peronista con la rama femenina en un pie de igualdad con la rama política y la rama sindical.

Lo del voto en muchos países es solamente una cuestión formal pero acá es una verdadera participación de la mujer que en las elecciones del año 60 ocupan mas del 20% de los cargos. Ese hilo conductor se mantuvo en la resistencia, en los 70, en la dictadura militar y aparece con la democracia.

- En ese marco...

- En ese marco soy aceptada como mujer y es aceptada mi capacidad. Para mi siempre fue una preocupación la necesidad de la capacitación de los compañeros y compañeras. Brindarles herramientas para su propia construcción en lo personal, en su inserción laboral y en su participación política. En esa época, por los 66, un compañero me dice -está John William Cooke, qué te parece ¿no lo podría invitar a que venga a San Rafael a dar una charla? Aceptamos de inmediato.

Y Cooke, en una demostración de militancia extraordinaria, se toma un tren de Buenos Aires a San Rafael para dar una charla ante delegados obreros de fábricas y obras que juntamos. También lo invitamos a Martínez Baca, un político que acompañaba y que después fue gobernador de Mendoza.

Entonces Cooke dió una clase magistral de lo que significaba el peronismo, la lucha de los trabajadores, Eva Perón. Cuando le agradecí él dijo -gracias a vos que me diste la posibilidad de venir a hablar con dirigentes obreros, hace muchos años que no puedo entrar al mundo sindical. Se volvió vía Mendoza, él mostró humildad no como ahora que algunos políticos a veces por hablar cobran. Creo que le pagamos el pasaje, uno mínimo en un tren de 24 horas.

Pudimos ver que la militancia y el compromiso de Cooke estaban en una linea de continuidad con lo que significó el compromiso y la militancia de Eva Perón.

- ¿Entonces es cierto que Cooke te hizo peronista?

- Sí y yo continué con mi trabajo en los sindicatos pero ya adoptando una identidad política. Sintiendo que esta identidad cubría mis expectativas en un amplio abanico. Asumí el peronismo como el lugar donde podía encontrar a la gente a la que yo pretendía ayudar, con la que quería trabajar, con la que se podía luchar

- En la época de la resistencia no había muchas mujeres abogadas y con compromiso social y político, ¿no?

- Había muy pocas mujeres y muy pocos varones pero comprobé en el ejercicio de mi profesión que para sostener una lucha colectiva había un actor fundamental que eran las mujeres de los compañeros. Intuitivamente yo establecí muy buenos lazos, de confianza con las compañeras al punto que me invitaban a sus casas. Después era partícipe de problemáticas familiares donde las mujeres sentían que podían recurrir a mí en situaciones de sufrir tratamientos machistas. Imaginate que los sindicatos estaban llenos de machistas.

Es decir que fui descubriendo esto: que las mujeres eran un puntal fundamental para sostener una lucha. Sobre todo cuando tenes una lucha larga de una huelga que te dicen -los chicos necesitan los zapatos, tenemos que comer, más vale que arreglen. Una vez que incorporabas a la mujer apoyando la lucha tenías la garantía de poder resistir adecuadamente.

Otra experiencia que rescaté es que las mujeres que se movían en el sindicato -en Mendoza era importante la elaboración de productos, de frutos, de alimentos- cuando las convocabas a una acción necesitaban más elementos para decidirse pero una vez que lo hacían eran inconmovibles en su decisión.

Cuando hacíamos asados venían algunas compañeras así que después, ya en los 70, fue muy fácil rescatar, las compañeras peronistas en los barrios. Llegaba la situación que vos tenías el apoyo de un barrio cuando los hijos, las hijas y las mujeres estaban con tu propuesta.

- ¿Entonces la figura de Evita?

- Evita es un símbolo que atraviesa la totalidad de las estructuras sociales y también el tiempo. Es una figura que siempre está actual, que siempre es un referente porque los valores que ella representaba son fundamentales para alguien que quiere un cambio social: la firmeza, la voluntad, el compromiso, la transgresión, la audacia, el amor a los de su condición social, hacia los humildes, hacia los trabajadores, hacia las mujeres y por otro lado, también su firme rechazo a los que constituyeron y constituyen en nuestro país el sector que ha tenido privilegios y ha sido causantes de la exclusión, de la pobreza y la marginación de la mayoría del pueblo.

Este firme rechazo, que pueden decir odio, no lo es, es ver cómo se mueven en la realidad, quiénes colaboraron a favor y quiénes son, evidentemente con miras de sus propias ganancias y privilegios, quienes pueden pisotear los derechos de los demás y eso lo seguimos viendo en el día de hoy. Continúa en el imaginario colectivo.

- ¿Cómo evolucionó la cuestión de la mujer en el escenario nacional?

- Revisando lo que planteábamos en el año 74, con el primer congreso que se hizo del Partido Peronista Auténtico y el mensaje que dábamos a las mujeres, leyendo esos presupuestos el compromiso y la lucha de Evita es vigente, actual como si la tomo yo hoy porque ni la explotación ni la marginación ni el no querer un modelo inclusivo igualitario se terminaron, siguen vigentes.

En este momento tenemos que muchas, muchísimas de las cosas que se peleaban y reclamaban en el primero y segundo gobierno de Perón, en la resistencia, los 70, ahora continúan vigentes porque también a nivel mundial existe una mayor concentración de capitales.

Sigue existiendo marginación y pobreza y exclusión, entonces Evita sigue siendo un referente. En este gobierno que tenemos no debemos olvidarnos en qué condiciones se hizo cargo. Néstor decía que estamos saliendo del infierno, y había de verdad una gran desocupación y un 27% de pobreza, la gente en la calle, ausencia total de valores, de solidaridad, un repudio hacia la política. La política hacía años que había desaparecido del escenario argentino, la política era seguidora y al servicio de los intereses económicos. Esta década ha sido una lucha por imponer la política como herramienta contra estos mismos intereses económicos que no han desaparecido. No han desaparecido en nuestro país, ni en la región y tallan muy fuerte a nivel mundial.

- ¿Qué se puede decir de Evita y Cristina?

- Evita nunca formó parte de la estructura formal del poder. Evita era el vínculo, la transmisora de las demandas populares, del pueblo, de sus necesidades frente al poder que representaba Perón. Sí tenía la libertad de expresar lo que el común de la gente expresaba

Cristina tiene el deber como presidenta de ejecutarlo y acá aparecen limitaciones concretas porque, además Cristina sola, evidentemente de ella dependen las políticas públicas, necesita miles de constructoras y constructores que lleven y conecten en todos los lugares las propuestas del gobierno nacional.

Las transformaciones, no se producen solas, son vehiculizadas a través de distintos mecanismos y esto es lo que hay que formalizar, apoyar y consolidar. La retransmisión y la apropiación por parte de la gente de toda esta nueva propuesta de inclusión social, transformación y reparto de la riqueza. Que haya equidad e igualdad en la población.

- Para cerrar, ¿hay un peronismo feminista?

Creo que sí. lo que pasa que el feminismo en nuestro país fue como una bandera de sectores intelectuales y privilegiados de la sociedad. El peronismo y su práctica, al incorporar a las mujeres toma estas banderas y las amplifica, las vuelca al conjunto de la sociedad entonces no es un feminismo de élite o académico sino un feminismo práctico, cotidiano, popular.

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