17 de noviembre de 1972 – 17 de noviembre de 2013: ayer como hoy, conmemoramos el Día de la Militancia Peronista

Han pasado 41 años desde aquel 17 de noviembre de 1972, cuando el líder de los trabajadores argentinos, el General Juan Domingo Perón, regresaba definitivamente al país, luego de 18 años de exilio forzado. A partir de ese momento, esa fecha quedó plasmada en la memoria popular como “El Día de la Militancia Peronista”.

Muchas han sido las luchas desde entonces, lamentablemente también las tragedias; desde la aparición de las bandas fascistas de la “Triple A” y el golpe militar genocida de 1976, que puso en práctica un plan neoliberal de exterminio a los luchadores populares y de implementación de políticas económicas cuyos únicos beneficiarios fueron las multinacionales y sus lacayos locales, hasta la culminación del mismo, en la década de los ´90, con la traición menemista y su consecuente entrega de las históricas banderas de justicia, liberación y soberanía del peronismo.

Desde el Movimiento Evita, brindamos un justo reconocimiento a todos los militantes que con tenacidad, entusiasmo, sacrificio y amor supremo por la Patria, dejaron lo mejor de sí, para ver hecha realidad una sociedad más justa, y un desarrollo más armónico de sus fuerzas productivas; como así también, brindamos un honroso homenaje a la militancia de estos tiempos, que ha sabido recuperar, en el marco de un proyecto Nacional, Popular, Democrático e Inclusivo, lo mejor de esas experiencias y la inteligencia para resignificarlas en la actual coyuntura, en el camino de la reconstrucción de una Patria más igualitaria y solidaria, a partir del proceso que comenzó a desarrollarse en el año 2003, bajo las conducciones estratégicas de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner.

Somos conscientes que hemos avanzado mucho, pero también sabemos que vamos por lo que falta…

A continuación, reproducimos una carta escrita en Roma por J.D. Perón, el 15 de noviembre de 1972, momentos antes de iniciar su regreso definitivo a la Argentina:


A mi Pueblo

Compañeros peronistas:

Pocos podrán imaginar la profunda emoción que embarga a mi alma ante la satisfacción de volver a ver de cerca a tantos compañeros de los viejos tiempos, como a tantos compañeros nuevos, de una juventud maravillosa que, tomando nuestras banderas, para bien de la Patria, están decididos a llevarlas al triunfo.

También, como en los viejos tiempos, quiero pedir a todos los compañeros de antes y de ahora, que dando el mejor ejemplo de cordura y madurez política, nos mantengamos todos dentro del mayor orden y tranquilidad. Mi misión es de paz y no de guerra. Vuelvo al país, después de dieciocho años de exilio, producto de un revanchismo que no ha hecho sino perjudicar gravemente a la Nación. No seamos nosotros colaboradores de tan fatídica inspiración.

Nunca hemos sido tan fuertes. En consecuencia ha llegado la hora de emplear la inteligencia y la tolerancia, porque el que se siente fuerte suele estar propicio a prescindir de la prudencia.

El pueblo puede perdonar porque en él es innata la grandeza. Los hombres no solemos estar siempre a su altura moral, pero hay circunstancias en que el buen sentido ha de imponerse. La vida es lucha y renunciar a ésta es renunciar a la vida; pero, en momentos como los que nuestra Patria vive, esa lucha ha de realizarse dentro de una prudente realidad.

Agotemos primero los módulos pacíficos, que para la violencia siempre hay tiempo. Desde que todos somos argentinos, tratemos de arreglar nuestros pleitos en familia porque si no serán los de afuera los beneficiarios. Que seamos nosotros, los peronistas, los que sepamos dar el mejor ejemplo de cordura.

Hasta pronto y un gran abrazo para todos.

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