20 de octubre de 2013

"Hay que darle más peso político a la legislatura"

El candidato del FPV advierte que el PRO está desperdiciando la oportunidad de mejorar la calidad de vida de los porteños.

Por: Martin Piqué

Jorge Taiana se reclina sobre el balcón de una terraza de Buenos Aires. El primer candidato a legislador porteño por el Frente para la Victoria es porteño, hincha de River Plate, fue preso político de la dictadura. Luego se comprometió con los Derechos Humanos. Estudio sociología y fue canciller. Un matrimonio de mediana edad, vecinos de Palermo, lo identifica entre las mesas. Se acercan con timidez a saludarlo. Le desean buena suerte. "A la Legislatura hay que ponerle más volumen político", es una de las conclusiones que lanza Taiana cuando este diario le pregunta por su futuro tras el 10 de diciembre. Esa respuesta, además, engloba buena parte de sus reflexiones sobre la Ley de Comunas incumplida y desfinanciada por el PRO, sobre la problemática de la vivienda en la ciudad, sobre las villas de emergencia del territorio porteño.
 
El dirigente del Movimiento Evita cuestiona la gestión macrista, responde sobre la inflación: "Al calentamiento del crecimiento y la demanda hay que regularlo, pero sin cambiar el modelo", propone. Advierte que, por culpa del PRO, la ciudad está perdiendo la oportunidad de mejorar la calidad de vida. El razonamiento de Taiana parte de enumerar tres hechos: el aumento del presupuesto, el incremento de la recaudación, la multiplicación por tres del endeudamiento externo de la Ciudad, y una población que se mantiene desde hace años en menos de 3 millones de personas.
 
"La Ciudad tiene un ingreso per cápita altísimo, propio de las ciudades más ricas de Europa o EE UU. Sin embargo, no tiene ni por casualidad la calidad de vida, ni la igualdad de oportunidades de una ciudad desarrollada. Buenos Aires merece estar mucho mejor", convoca.

–¿Qué balance hace de las iniciativas concretas que llevó adelante el PRO en estos años?
 
–Uno de los puntos que señala el urbanista catalán Toni Puig es que Buenos Aires ya no luce como solía. Hoy es hoy una ciudad que no está a la punta como en otras épocas. Sigue siendo una ciudad extraordinaria –yo soy porteño y estoy muy orgulloso de eso– pero es una ciudad con atrasos importantes. Se habla del Metrobus como un gran descubrimiento, cuando lo descubrió Bogotá hace 15 años. Y acá lo tenemos como un gran descubrimiento. En la oferta cultural, lo mismo. Un segundo punto es cómo percibimos la ciudad en relación al área metropolitana. Buenos Aires no puede solucionar muchos de sus problemas fundamentales si no se la concibe junto al Gran Buenos Aires. Sus problemas no empiezan de la General Paz o del Riachuelo para adentro. Un caso típico es el tema de las inundaciones. O los problemas de transporte, o los residuos. La participación del PRO en las instancias de ámbito metropolitano es baja y pobre. En ACUMAR, que tiene que ver con el tratamiento de la Cuenca Matanza Riachuelo, la Ciudad de Buenos Aires no cumple ni siquiera pone la plata que le corresponde. No muda a las viviendas que tiene ordenado hacer, que están en la zona del Camino de Sirga, lindante al Riachuelo, en la Villa 21 de Riachuelo, donde los vecinos tienen una contaminación altísima de plomo en sangre, y son muy pocas viviendas. Desde el punto de vista de los recursos, cuando Macri subió al gobierno, en 2007, el endeudamiento externo eran unos 500 millones de dólares pero hacia finales del año que viene va a ser de entre 1300 y 1800 millones de dólares.
 
–En la Legislatura hay una acusación que se repite y es que allí existe un acuerdo entre el PRO y el FPV en torno a determinadas iniciativas. ¿Qué dice sobre eso?

–Si uno mira todas las leyes, y he hablado sobre esto con los legisladores actuales, y revisa todas las leyes aprobadas, puede comprobar que los partidos opositores de la Ciudad, incluido el FPV, han tenido un 70% de coincidencia con el PRO en las votaciones. Todos los opositores: los más de izquierda, el FPV, UNEN. Quienes critican al FPV lo hacen por un acuerdo que son tres leyes, que tienen su importancia para el gobierno nacional, porque son las leyes que permitieron la construcción de 4000 viviendas del plan Pro.CRe.Ar. Un objetivo legítimo. Recordemos que el gobierno de Macri no construye vivienda social, y que lo único que auspició son los desarrollos inmobiliarios de alto valor, de 3000 dólares el metro cuadrado.
 
–En las campañas se suelen escuchar promesas sobre la urbanización de las villas. ¿Qué va a hacer usted con ese tema?

–El PRO puso el acento en lo que dijo (Gabriela) Michetti, que es la cuestión de la titularización. Es un concepto basado en las políticas de los '90 del Banco Mundial: pone el acento en conceder la propiedad pero sin resolver los otros problemas. El resultado de eso es que las personas terminan obteniendo un título y perdiéndolo muy rápidamente, porque no pueden sostener la propiedad y la venden. Las experiencias más exitosas han sido de otro tipo: de dar primero los servicios y buscar alguna forma de experiencia en donde la tierra sea dada en usufructo. Hay que avanzar. El censo de 2010 da 160 mil personas en villas. Es un sub-registro, debemos estar en no menos de 200 mil.
 
–En el caso de la vivienda, uno de los refugios de valor en este escenario económico son los fondos de inversión o los "pozos" para comprar un departamento que aún no está construido. Y para después ponerlo en alquiler como una renta. Pero eso encarece mucho los alquileres…

–El problema es que ni siquiera lo ponen en alquiler. En la Ciudad hay no menos de 160 mil departamentos sin ocupar. Eso encarece mucho. Son viviendas de construcción cara, hay poca vivienda construida para clase media-media o media-baja. Acabamos de hablar de los sectores más pobres y marginales, pero hay otro problema de vivienda, que abarca a la clase media y a los jóvenes.
 
–El acceso a la primera vivienda.
 
–Hoy un joven no puede acceder. Hay muy pocas posibilidades.
 
–¿No se puede impulsar una ley para contrarrestar esa situación?
 
–El Frente para la Victoria ha impulsado una ley que no tuvo apoyo del PRO. Así que habrá que insistir. Si tenemos más gente en la Legislatura podremos insistir con mayores posibilidades: el proyecto de ley busca regular la vivienda ociosa. Se pueden reducir los ABL de los propietarios que tienen su propiedad en alquiler. Se puede favorecer el acceso haciendo más sencillo el mecanismo de las garantías. Si un joven que crece en un barrio no puede vivir cerca de los padres y si las circunstancias lo llevan a irse al Gran Buenos Aires, estamos afectando la identidad del barrio. En 20 años, ese barrio va a ser otra cosa, un barrio sin jóvenes.
 
–En las preocupaciones sociales, también en la Ciudad, la inseguridad aparece en los primeros lugares.
 
–Creo que los principales afectados por problemas de inseguridad son los sectores populares. La primera medida que debiera tomar la ciudad para mejorar la seguridad es poner más luz. Si uno recorre la ciudad lo primero que comprueba es lo mal que está la luminaria pública. Hay poca luz. Segundo, la Policía Metropolitana no ha sido una experiencia exitosa.
 
–¿No?

–No. Eso no significa que yo piense que la ciudad no debe tener su propia policía. Por supuesto que debe tenerla, ampliarla; extenderse a todas las comunas. Ahora, la verdad, tampoco deberíamos aceptar que sus dos principales experiencias de intervención hayan sido durante la ocupación del parque Indoamericano y el conflicto por los talleres protegidos del Borda.
 
–¿Y qué piensa del despliegue de Prefectura y Gendarmería en los barrios del sur por iniciativa del gobierno nacional?
 
–Ha sido bueno. Pero con problemas. Porque el caso de Kevin Molina ha despertado un fuerte repudio de los vecinos del barrio Zavaleta a la actuación de las fuerzas de seguridad. No porque en la muerte de Kevin hayan tenido una responsabilidad directa, pero sí porque hubo una omisión, en no haber actuado, por la cual sí está denunciada la fuerza de seguridad.
 
–¿Qué objetivos se impuso para su futuro desempeño en la Legislatura?
 
–La Legislatura puede poner en valor temas. Ponerlos en la agenda y levantarlos más políticamente, al trabajar más con la sociedad civil. Si Macri pudo hacer 107 vetos, quiere decir que en la ciudad la correlación de fuerzas entre el Ejecutivo y el Legislativo está muy a favor del Ejecutivo. Y que puede hacerlo sin pagar costo político. Esto se da en relación al legislativo sino que también se da en relación a las comunas. Uno de los temas políticos pendientes, y ese es otro tema de la Ciudad, es la ley de comunas. Porque esa ley existe, los comuneros existen, pero lo que no existe es la distribución de la plata para dar vida y funcionamiento a esas comunas. A la Legislatura hay que ponerle más volumen político. Ninguna ciudad del mundo del tamaño del de la ciudad de Buenos Aires funciona centralizadamente. Es necesaria la descentralización y es necesaria la participación comunitaria, la participación de los vecinos, para que haya control. Y no hay control.
 
–Usted fue canciller mucho tiempo, y uno de los temas más graves de la política exterior argentina es el conflicto que se abrió con la república islámica de Irán después del atentado a la AMIA. En la Ciudad hay una colectividad judía muy grande. ¿Qué expectativas tiene sobre el avance de la causa a través del Memorándum de entendimiento? ¿Y qué opina de las intervenciones de otros sectores políticos en este tema?

–Esta semana estuve con la DAIA, con la cual tengo una larga relación de trabajo y amistad. Hablamos mucho. Sobre todo del trabajo que están haciendo en relación a la lucha contra la discriminación. No sólo al antisemitismo, sino con todas las formas de discriminación. Ellos están trabajando en una cosa muy amplia y muy interesante, que me comprometí a apoyar. Quedamos en seguir trabajando. También hablamos de lo que salió en el debate sobre el candidato Pino Solanas (NdR, se refiere a la aparición de una carta firmada por Solanas dirigida al ex presidente iraní, Mahmoud Ahmadineyad), y sobre las declaraciones que hizo el presidente de la DAIA sobre eso. Lo de Solanas es verdaderamente inconsistente y contradictorio. Porque no se acuerda, cuestiona a la Justicia, cuestiona el Memorándum. Es una posición muy oscilante. Yo creo que –lo he dicho como canciller en su momento, y lo he hecho antes como hombre de Derechos Humanos, y lo sigo pensando ahora– es imprescindible esclarecer un crimen atroz como es el de la AMIA. Corresponde darle todo el apoyo a la justicia argentina, y eso tiene que ser una posición inflexible. Por otro lado, en relación al Memorándum, es conocido que yo siempre he sido escéptico respecto de la voluntad iraní de colaborar con el avance de la investigación. Igual espero equivocarme.
 
–Le quiero preguntar por la incertidumbre que produjo la internación de la presidenta, y ahora el reposo. ¿Cuándo y de qué forma va a volver la presidenta?

–Va a volver, y va a volver fantástica. Y va a volver cuando los médicos le digan que pueda volver. Así que hay que tomárselo con calma. Todos los partes médicos dicen que está muy bien, así que –parafraseando un viejo dicho– "calma, radicales", o en este caso (ríe): "calma, peronistas". Cristina está bien.

–Una frase del gobernador Scioli, luego aclarada, circuló mucho en los últimos días. Dijo "que las herramientas de lucha contra la inflación fracasaron". ¿Está de acuerdo?

–La inflación es producto de un alto nivel de crecimiento de la economía y de un alto nivel de mantenimiento de la demanda. Cuánto de ese calentamiento hay que mantenerlo y cuánto hay que regularlo y cuánto eso estimula en demasía el tema de los precios es una cosa que depende de las distintas variables económicas y de la perspectiva del conjunto. Eso hay que regularlo sin cambiar el modelo. ¿Qué quiere decir sin cambiar el modelo? Mantener el crecimiento de la producción, el estímulo a la demanda, el nivel del salario, el empleo, y al mismo tiempo un dólar competitivo y cubrir las obligaciones internacionales.

–Después del episodio que vivió Juan Cabandié, hay sectores que pronostican un "fin de ciclo" para la juventud kirchnerista. Entre los allegados a Sergio Massa incluso dicen que hay dos generaciones que se "van a jubilar" en los próximos años: la generación setentista, de la que usted forma parte, y la generación de jóvenes que comenzó a hacer política en los '90, en 2001 y tras la muerte de Néstor Kirchner.

–No es lo único en lo que se equivocan. Acerca de pronosticar la jubilación de estas dos generaciones. Y respecto a lo de Juan, estoy un poco cansado que sigamos dando vueltas sobre eso. Ya Juan se ocupó. Lo que quiero es felicitarlo porque ha sido papá de nuevo.
 
Fuente - Tiempo Argentino: http://bit.ly/17C8UoG

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